El avance más relevante radica en la interoperabilidad entre blockchains y la creación de puentes para compartir liquidez entre plataformas. Tecnologías como LayerZero y Chainlink permiten transferencias y verificación de activos casi instantáneas, facilitando mercados secundarios robustos y globales. Asimismo, la implementación de protocolos de escalabilidad como los rollups de capa 2 y capa 3 reduce los costos transaccionales y mejora la privacidad, gracias a innovaciones en criptografía y pruebas de conocimiento cero.
Los estándares de tokenización, tales como ERC-3643 y ERC-4626, tienen como función el cumplimiento regulatorio automatizado. Estos tokens incluyen lógicas KYC/AML y bloqueos programables por jurisdicción, lo que acelera el desarrollo y aumenta la confianza entre emisores e inversionistas. Oráculos avanzados permiten obtener precios y datos legales en tiempo real, integrando feeds de precio y validación legal para distintos tipos de activos.
La privacidad y la seguridad también son cruciales. El uso de tecnologías PET y cifrado homomórfico facilita la verificación fuera de la cadena de manera segura y auditable, aumentando el atractivo para instituciones y clientes. Finalmente, los contratos inteligentes de fraccionamiento y los modelos de IA para valoración y detección de fraude optimizan la liquidez y permiten accesos mínimos desde un dólar, ampliando significativamente la base global de inversionistas.
El rumbo de la tokenización RWA en 2025 está marcado por el enfoque institucional, la claridad regulatoria y el desarrollo de productos de custodia, liquidez secundaria y auditabilidad. Las plataformas que integren estas prioridades estarán mejor posicionadas ante el auge de este mercado y sus futuros retos.